Hoy estas palabras se las dedicamos a las madres y a los padres, por el gran esfuerzo que están realizando.

Durante este proceso, padres y madres se están esforzando en la tarea de jugar y asumir un buen número de roles que, en circunstancias normales, dejarían en manos de los profesionales pertinentes en función del aspecto a desarrollar. Así, se despiertan como cuidadoras y cuidadores (desayuno, higiene y vestuario) y, tras los primeros momentos de la mañana, se convierten en profesoras y profesores. Este roll, lo alternan madre y padre en turnos que les permiten ejercer de trabajadoras y trabajadores, (entendiendo que ambos puedan trabajar desde casa). Cuando uno de los dos debe ausentarse, la multifuncionalidad recae especialmente en una las partes. No en vano, el día es largo y, seguro, quedarán roles para repartir a la vuelta. De hecho, cuando las tareas lectivas llegan a su fin, las peques y los peques, ante la limitación del horario fraccionado de salidas y la imposibilidad de compartir juego con otras niñas y niños, demandan una atención extra y, en ocasiones, una compañera o compañero de juegos, con lo cual hemos de asumir esa tarea al tiempo en que limpiamos, ordenamos o cocinamos y tratamos de lidiar con el trabajo online. De este modo consumimos la mitad del día. Durante la tarde, como es lógico, preparamos la pertinente salida de desfogue y toma de aire. Una o uno de los dos acompaña a la peque o el peque en su paseo y, además, ha de vigilar, cuidar, estimular, alentar y servir como pareja de juego. A la vuelta, concluimos la jornada con la correspondiente cena amenizada por alguna actividad lúdica o tema de conversación en familia. O, si la ocasión lo requiere, unos dibujos antes de irse a la cama, un cuento, etc. Es, en definitiva, una tarea que no tiene fin.

Muchas y muchos profesionales venimos aconsejando, de manera insistente, a las madres y a los padres, que es muy positivo desempeñar en la crianza un solo roll, el de ser madres y padres, sin pretender, además, ser sus maestras o maestros, sus “amigas o amigos” o incluso sus terapeutas. Ser madres y padres, ya supone una gran tarea, y el desempeño de ésta,  es la fuente  que proporciona la energía para el crecimiento de sus hijas e hijos. Es el roll más importante, ser sus guías y sus referentes, para el desarrollo óptimo de las primeras etapas.

Con todo, en esta cuarentena, sí hemos tenido que asumir todas estas funciones y tendremos que seguir haciéndolo. Por ello, si en algún momento, las madres y los padres, se ven superados al hacer las tareas, pierden los papeles al intentar que recojan o acaban desquiciadas o desquiciados tras oír veinte veces que te llaman y reclaman; “¡mamá! , ¡papá!” y terminan gritando “!!!quéééé¡¡¡” No debemos sentirnos culpables. Vivimos una situación extraordinaria y, ante ésta, lo hacemos del mejor modo posible. No debemos juzgarnos severamente porque no sería justo. De hecho, nuestro baremo de exigencia ha de ser más flexible y benévolo.

Cuando retomemos el curso natural de nuestra vida, volveremos a buscar el equilibrio entre nuestra labor como madres y padres y la independencia externa de nuestras y nuestros peques. Hasta ese momento, no nos queda otra que tener paciencia y ganarle cada día la partida a esta batalla. ¡Ánimo¡

Comparte esta página