Por Isora Cabrera Ayuso

Esta pandemia, esta situación debería, como tantas veces hemos escuchado en las últimas semanas, hacernos reflexionar y plantearnos posibles cambios de valores  humanos y sociales.

Por ejemplo, sería aconsejable practicar, como sociedad, una convivencia más armónica con la naturaleza. Hemos vivido durante mucho tiempo de espaldas a ella, explotando a destajo sus recursos para mantener a flote un sistema basado, únicamente, en la producción y obtención de beneficios. Los expertos, desde tiempo atrás, señalan los perjuicios de este saqueo  y la necesidad imperiosa de cambiar y emprender un modo de vida más sostenible.  Sería, según indican, la única forma de frenar y combatir este tipo de “invasiones” pues es, la naturaleza un ser vivo capaz de autoregularse y de proteger a sus criaturas. Un ser que, ahora, con la terrible devastación sufrida, se encuentra mermada de fuerzas y, como un cuerpo cuyo sistema inmune está debilitado, se ve sin recursos para paliar los efectos de este tipo de amenazas. O cómo el capitalismo ha generado un tipo de convivencia que se caracteriza por la pérdida de valores y la instauración de un nuevo orden social muy desigual  y, en muchos aspectos, deshumanizado.

Reflexionar sobre estos aspectos y muchos más, podría darnos la oportunidad de moldear y cambiar muchos de nuestros hábitos  de vida, volviendo quizá a la “ normalidad” con una actitud diferente. Aunque  la historia demuestra que el ser humano  en sociedad olvida con excesiva rapidez y la propia inercia de los acontecimientos le lleva a cometer los mismos errores  para caer, de nuevo, en la casilla de salida. Por ello, y a pesar de la magnitud de los acontecimientos, nada nos garantiza que como colectivo, olvidemos y no aprovechemos la oportunidad para resetear  y sanear nuestra forma de vida.

Ahora, a nivel individual, como madres y padres, deberíamos hacer el gran esfuerzo de no OLVIDAR .  Sería importante tener presente que nuestros peques están construyendo su identidad, sus valores y que tenemos la oportunidad de aplicar algunos cambios en su futura forma de entender la vida, la oportunidad de trasmitirles un sentido más humano en muchos de sus hábitos y relaciones sociales.

¡No es utópico pensar que quizás esta pueda ser una oportunidad de cambio para nuestras y nuestros hijos como sociedad! ¡Intentemos desde cada hogar, aportar nuestro grano de arena para el futuro a través las nuevas generaciones! No olvidemos que ellas y ellos son los protagonistas de un mañana que podría ser distinto.

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