Por Isora Cabrera Ayuso

Inmersos, como estamos, en una circunstancia nueva y distinta a todo lo anteriormente vivido, no cabe la menor duda, a mi entender, de que debemos prestar una especial atención a uno de los grupos humanos protagonistas en este asunto por la vulnerabilidad que presentan ante esta amenaza; nuestros mayores. Nuestros padres, abuelos, vecinos de avanzada edad y todas esas personas que han sido guía y referente en nuestra vida y que, ahora, se encuentran aisladas socialmente. Aisladas de un modo abrupto y, casi diría violento, por esa extraña manera con que la naturaleza y, en consecuencia, la sociedad selecciona y escoge a sus víctimas bajo los parámetros de selección natural. Por todo ello, me parece de justicia dedicarles, acaso, un rato de nuestro tiempo.

Desde el equipo de La Metáfora, proponemos que padres y madres animen a sus pequeños a escribir, dibujar o, incluso, grabar canciones y pequeños videos para ellos, para los mayores. Pueden comenzar con sus familiares directos (abuelos, tíos abuelos, etc. ) para continuar con vecinos y conocidos. Debemos explicarles la importancia de este tipo de actos. Son actos de solidaridad social tan necesarios como el propio alimento diario. Ayudar, apoyar y acompañar en la medida de lo posible a nuestros mayores les permitirá, seguro, transitar el aislamiento y el miedo de un modo muy distinto. Nadie duda que saberse, en circunstancias difíciles, con el apoyo de los otros, con el cariño de los que te rodean, te da un plus de fuerza para afrontar la adversidad. Y ellos, lo merecen.

Por otra parte, esta labor no sólo servirá para enseñarles y transmitirles unos valores sociales que siempre andan flacos y desdibujados, sino que han de servir al tiempo para trabajar, de un modo ameno y divertido: la prelectura y preescritura o la lectoescritura. Si nuestro peque está en infantil, puede hacer un dibujo al que los mayores titulen de un modo original con la ayuda del peque. Si están en primaria o secundaria, dependiendo del nivel, pueden escribir cartas con mensajes más o menos elaborados, acompañados de un dibujo, una canción o un video. Por supuesto, cada familia verá el modo más sencillo de hacérselo llegar, incluyendo si es posible, los métodos tradicionales de correo ordinario. Ellos añoran la carta de toda la vida, aunque entendemos la dificultad añadida.

Con todo, nos gustaría que este momento tan peculiar sirva para fortalecer y generar una convivencia mejor. Que nos ayudemos, nos animemos, nos comprendamos, nos aguantemos, nos perdonemos, nos peleemos y nos reconciliemos, nos disfrutemos y, en definitiva, nos queramos tal y como somos. Espero que seamos capaces de aprender de esta experiencia e interiorizar sin olvidar. Asumir unos valores que han de convertirse en nuestras mejores herramientas de desarrollo. En el futuro, nos encontraremos, como es lógico, con numerosas situaciones adversas como ésta, más o menos extrañas, nuevas o repetidas, pero es cierto que en la medida en que una sociedad reafirme y madure sus valores, podrá hacerles frente con éxito. Cada experiencia nos ofrece una posibilidad única de aprender, debemos aprovecharla.

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